En un rincón olvidado del país, donde los campos se extienden hasta donde alcanza la vista y las montañas se alzan majestuosas, existe un tren que despierta la nostalgia y la esperanza en cada estación. Este no es un tren común; es el Tren de los Sueños.

Los Orígenes del Tren

Hace décadas, cuando el mundo se movía más lentamente y las distancias parecían infinitas, el Tren de los Sueños comenzó su viaje. Partiendo desde una pequeña estación en el corazón del interior, recorría pueblos y aldeas, llevando consigo historias, risas y lágrimas.

Los Pasajeros

Los pasajeros del Tren de los Sueños eran personas sencillas: agricultores, artesanos, niños con ojos llenos de asombro. Subían al tren con sus maletas llenas de sueños y esperanzas. Algunos buscaban un nuevo comienzo, otros anhelaban reencontrarse con seres queridos.

Las Estaciones

Cada estación era un mundo en sí misma. En una, los músicos locales subían al tren para tocar sus guitarras y bandoneones. En otra, las abuelas compartían recetas de cocina y secretos de la vida. Y así, el Tren de los Sueños se convertía en un microcosmos de la Argentina profunda.

El Destino

El destino final del Tren de los Sueños era incierto. A veces, llegaba a una ciudad vibrante, donde los pasajeros se bajaban con lágrimas en los ojos, agradecidos por el viaje. Otras veces, se detenía en medio de la nada, y los pasajeros seguían su camino a pie, con la certeza de que el tren volvería a pasar.

La Leyenda

Dicen que el Tren de los Sueños sigue circulando, aunque ya no en los rieles de acero. Ahora, es un tren invisible que viaja por los corazones de quienes creen en la magia y la esperanza. Si alguna vez te encuentras en el interior de Argentina, cierra los ojos y escucha: quizás puedas oír el silbido lejano del Tren de los Sueños.

-Walter-