Una serie de hechos de violencia laboral se reiteran en diferentes colegios privados. La práctica común de las patronales es el maltrato hacia la docencia que termina por forzar el pedido de licencias, el apartamiento y hasta la renuncia del cargo. Mostrar cercanía o afiliarse al sindicato, una razón principal que genera estas reacciones. La situación ha sido denunciada por el Sadop, que pide que se conforme una comisión de seguimiento de casos de violencia laboral. Sin embargo, aseguran que el director provincial de enseñanza privada, Rodolfo Fabucci, actúa más como patrón que como funcionario.
En la reunión paritaria realizada el viernes 24 pasado, Sadop pidió la conformación de una comisión de seguimiento para casos de violencia laboral. “La entidad gremial detectó que desde el retorno a la presencialidad, se produjo en varios colegios, una exacerbación de conductas de malos tratos hacia el personal docente tendientes a forzar licencias, apartamientos o renuncias”, detallan en un comunicado difundido este domingo.
La metodología utilizada -dicen en ese comunicado- por representantes legales, autoridades y mandos medios de los establecimientos es similar en todos los casos: se fuerza a los y las docentes a pedir licencias médicas con la amenaza de iniciar sumarios en el Ministerio de Educación pidiendo la separación preventiva.
El Servicio Provincial de Enseñanza Privada (Spep), encabezado por un histórico representante legal de escuelas privadas y por ende patronal, otorga la separación con celeridad extrema pero los sumarios nunca se resuelven. “En los hechos terminan la carrera del docente de manera arbitraria e infundada. Hay escuelas que tienen 7 u 8 casos de licencias médicas en el mismo caso. Es violencia encubierta”, describe en ese comunicado, Martín Lucero, secretario general de Sadop Rosario.
Ante esta recurrencia, desde la entidad gremial realizaron actuaciones judiciales y también administrativas ante el Ministerio de Educación y el de Trabajo por los casos de violencia laboral que se suscitan dentro del ámbito de la educación privada. “Son siempre los mismos establecimientos educativos que previo a la pandemia ya realizaban amenazas, los que hoy se potenciaron”, afirman.
También desde la entidad gremial instan a apartar del sistema educativo a quienes ejercen este tipo de violencias, “las cuales no serían posibles sin la tolerancia del Spep como una práctica habitual”.
Desde Sadop solicitan también que tanto el Ministerio de Educación como el de Trabajo actúen sobre estas situaciones que son diarias en establecimientos puntuales y que ya están detectados y denunciados. “La forma ejercer la violencia es siempre la misma: con presiones directas para que se tomen licencias psiquiátricas o por enfermedad, amedrentamientos personales en las escuelas con humillaciones públicas, hostigamiento a través de mensajes de whatsapp y la amenaza de sumarios administrativos para que los y las docentes desistan de realizar denuncias y dejen de trabajar sin ser indemnizados”, enumera el secretario general en dicho comunicado de prensa.
Aludir a Galtieri
La visibilización de estas situaciones -recuerdan desde Sadop- tomó estado público la semana pasada cuando el sindicato expuso lo que sucedió en un colegio: “Después que un grupo de docentes vino al sindicato para denunciar situaciones de maltrato, la conducción de la escuela hace una reunión plenaria para volver a violentar al personal y, de paso, denostar a la entidad gremial. Ante la intimación gremial por Carta Documento, niegan todo. Violencia puertas adentro, negación puertas afuera; uno de los patrones clásicos del maltrato”, repasa Lucero de aquel hecho.
El secretario general del Sadop difundió en las redes sociales un audio donde la directora de dicho establecimiento además de intentar desprestigiar a los representantes del Sadop, los insulta y amenaza. “Acá los espero, así díganles. Acá los estoy esperando. ¿Cómo decía Galtieri?”, dice casi gritando y aludiendo en su amenaza a este personaje de la dictadura cívico militar.
En esa escuela “la directora de la primaria, el portero de la primaria y el secretario de la secundaria son esposa, padre, mamá e hijo”. “Los tres cobran del Estado porque reciben un subsidio del Estado para esos cargos”, puntualiza Lucero ya en charla con Redacción Rosario.
“El Ministerio sabe de estos comportamientos pero nunca tuvo actuaciones en contra”, agrega además de remarcar que se hicieron las correspondientes denuncias.
La situación no es la única. Lucero remarca que “ha pasado en otros colegios, quizás de manera no tan grosera”. Pero sí, con la gravedad que amerita por lo menos prestarle a nivel oficial la atención que merece.
“La cosa funciona así, si vos no me gustás como sos, te tomás licencia por lo que sea y si no lo hacés te hago sumario. Y si te hago sumario el Ministerio de Educación inmediatamente te aparta, es preventivo. El famoso Tribunal de Disciplina que es el que tiene resolver no está y al no haber no te podés defender. En los hechos te echan”, describe sobre el circuito de aprietes y recursos usados por las patronales para sacarse de encima a las y los docentes que muestran una mirada diferente a sus intereses sectoriales.
El dirigente de Sadop Rosario recordó que ante estas denuncias de violencia laboral, el Ministerio de Trabajo se ha mostrado “más permeable y más empático para tratarlas que el Ministerio de Educación”. “Esto ocurre porque Educación se comporta como el director de enseñanza privada que es un patrón”, asegura del actual director provincial del Servicio de Enseñanza Privada, Rodolfo Fabucci, quien hasta antes de asumir en ese cargo era representante legal del Colegio San Carlos de San Lorenzo, el mismo donde ejercía como directora general, también hasta antes de ser nombrada ministra, Adriana Cantero.
Detrás de los aprietes patronales de los colegios privados, que se manifiestan con estos hechos de violencia laboral, hay un “mecanismo para sacarse de encima el personal que les hace algún tipo de reclamos gremial o vinculado a lo laboral”. Y “en la mayoría de los casos es porque se afilian o vienen al sindicato”, señala Lucero.
El secretario general del Sadop Rosario también alerta que con la pandemia y en el trabajo “en la virtualidad aumentó la violencia simbólica, y que con la vuelta a la presencialidad la situación se hizo exponencial”. Otra razón que los lleva a llamar la atención ante las autoridades para que intervengan.
En la última reunión paritaria del viernes 24, se planteó el reclamo del Sadop para que se constituya un tribunal de disciplina. Ahora esperan dejarlo plasmado en el acta que se firme en la mesa del viernes 1°.
Escalafones y concursos
Un reclamo histórico del Sadop es que la docencia de la educación privada cuente con escalafones y concursos para designar el ingreso y la carrera docente. Una demanda que se ha reiterado ante los diferentes gobiernos provinciales y ninguno tuvo decisión política para resolverlo.
“Ni más ni menos es la estabilidad laboral. Ese es el eje central. Al no haber ningún tipo de normas que protejan la estabilidad laboral, cada patrón lo maneja como le parece”, recuerda Lucero de las designaciones a dedo.
El sindicato de la docencia privada también formalizó este pedido ante la gestión de Adriana Cantero. Además, en la mesa de negociaciones de marzo pasado, estaba el compromiso formal de constituir una comisión para tratar el tema, pero eso nunca ocurrió.
Para Lucero la negativa sistemática de los diferentes gobiernos provinciales a avanzar sobre los concursos y escalafones tiene que ver con que los gobiernos “han sido siempre más permeables a las presiones de las entidades propietarias, especialmente la iglesia, que a los pedidos del gremio”.
En diciembre de 2016, la Legislatura santafesina aprobó la ley contra los despidos arbitrarios. Una norma conseguida tras una larga lucha del sindicato docente. Hasta entonces las entidades propietarias podían echar a la o el docente que no fuera de su agrado sin argumentar razón alguna.
Martín Lucero valora este logro que es un eje central para el sindicato docente, como lo es evitar los despidos arbitrarios. “El segundo eje es un giro copernicano: conseguir que el empleador no pueda decidir sobre tu carrera”, dice el dirigente del magisterio. En resumen, “primero que no te pueda echar y luego que no pueda dirigir a dedo cuándo vas a ascender o cuándo te va a dar otro cargo”.
En esas razones el secretario general del Sadop Rosario enmarca el objetivo de avanzar “en pautas claras y normadas dentro del sistema, que es lo que establece la ley de educación privada, por lo menos que haya un escalafón por escuela”.
Info: RedaccionRosario